¿Qué es la perspectiva de género?

Perspectiva-de-géneroAcompañando a términos como justicia, salud, sexualidad, educación, proyectos, estudios, películas o cuentos infantiles, la perspectiva de género se está haciendo un hueco en la realidad en la que vivimos. Cada vez son más personas las que se colocan por primera vez las gafas de color violeta y empiezan a verlo todo de otra manera. Con estas gafas son capaces de ver las relaciones jerárquicas de género en el grupo de amigos/as, los micromachismos que pululan sin complejos a su alrededor, las diferencias de trato entre hermanos y hermanas o la desigual proporción entre hombres y mujeres en los puestos de responsabilidad.

El concepto de perspectiva de género tiene su origen en la IV Conferencia sobre la Mujer celebrada en Pekín en 1995, instancia en la que se utilizó por primera vez como elemento estratégico para promover la igualdad entre mujeres y hombres.

Pero ¿qué es, en realidad, la perspectiva de género? ¿Para qué es necesaria en la sociedad? ¿Cómo podemos incorporarla?

¿Qué es?

Es un enfoque que permite analizar la realidad teniendo en cuenta las implicaciones que tiene para los hombres y para las mujeres cualquier acción que se planifique, ya se trate de legislación, políticas o programas, en todas las áreas y en todos los niveles.

¿Para qué?

Es una estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres, sean parte integrante en la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de las políticas y de los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que las mujeres y los hombres puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad en cualquier ámbito de la vida social, cultural, familiar, política, económica y laboral.

¿Cómo?

Visibilidad: Es importante conocer la realidad existente para hombres y mujeres de forma diferenciada. Preguntarse cómo las mismas situaciones afectan de forma diferente a hombres y mujeres.

Autonomía: Esta visibilidad diferenciada debe albergar la autonomía que permita a las personas decidir por sí mismas, independientemente de su sexo, y qué proyectos quieren emprender a lo largo de su vida.

Participación: Es necesario reequilibrar las relaciones de poder entre mujeres y hombres, es decir, debe tenerse en cuenta la participación, impulsando la implicación de las mujeres en puestos y situaciones de toma de decisiones.

FUENTE:

La Perspectiva de Género en Proyectos EQUAL de Inserción. Guía Práctica de Aplicación.” U.A.F.S.E.

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